Una reliquia líquida de tres siglos: el Madeira de 1770 vinculado a la Astor House
8 de mayo de 2025

Una botella de vino Madeira de 1770, recientemente listada en Baxus a la respetable cifra de $30,000, ha captado la atención de coleccionistas de todo el mundo. Más allá de su asombrosa antigüedad, esta botella es un testimonio vivo de una época ya extinguida. Pero lo que la vuelve aún más fascinante es su vinculación histórica con la Astor House, uno de los hoteles más emblemáticos del Nueva York del siglo XIX.
¿Qué es un Madeira y por qué importa?
El vino Madeira es un vino fortificado originario de la isla homónima portuguesa. Su capacidad para envejecer durante siglos sin echarse a perder lo convierte en uno de los productos más longevos y estables del mundo del vino y la gastronomía, pues es crucial para elaborar diversos platos de la cocina portuguesa. Botellas del siglo XVIII no solo son rarísimas, sino que han sobrevivido eventos históricos como la Revolución Francesa, la independencia de EE.UU. y la Guerra Civil.

El Astor House: un símbolo de lujo y poder
Inaugurado en 1836 por John Jacob Astor, el Astor House fue considerado el primer gran hotel de lujo de Nueva York, marcando un antes y un después en la hospitalidad estadounidense. Se convirtió en punto de encuentro de presidentes tan celebres como Abraham Lincoln, junto a diplomáticos, artistas de la época y magnates. Aunque demolido en la década de 1920, su legado sobrevive a través de reliquias como esta botella.
Curiosamente, la cosecha utilizada para esta botella es más antigua que el propio hotel, de hecho la etiqueta de esta botella nos cuenta un poco de su historia:
Se documenta que esta botella de Madeira fue adquirida hacia 1770 por Francis Amory, un reconocido comerciante bostoniano especializado en vinos de esta región portuguesa. La botella pasó por las manos de la familia Williams, también involucrada en el comercio, hasta llegar a Charles A. Stetson, quien no solo la trasladó por Baltimore y Nueva York, sino que además fue propietario del célebre Astor House Hotel. Décadas más tarde, en 1884, varias de estas botellas fueron abiertas durante una cena especial, y una de ellas fue entregada como obsequio a G. G. DeWitt Jr. por Thomas Mannon, quien le volvió a poner un corcho, perpetuando así su legado. Más allá del contenido líquido, cada traspaso refuerza una narrativa que abarca más de un siglo de historia estadounidense.

La familia Astor y su influencia perdurable
La dinastía Astor fue uno de los pilares del desarrollo urbano y social neoyorquino. Tras la muerte de William B. Astor, su viuda Caroline Schermerhorn Astor y su hijo John Jacob Astor IV asumieron gran parte del control de sus bienes, incluido el hotel. La colección que poseían probablemente incluía esta botella como testimonio del buen gusto y la opulencia de la familia.
¿Qué hace tan especial esta botella?
Además de la edad y el estado de conservación, el Madeira de 1770 representa un fragmento tangible del pasado. Está embotellado con corcho original, etiqueta de época y signos visibles de autenticidad. En un mercado donde el “coleccionismo líquido” ha ido en auge, esta pieza sobresale tanto por su historia como por su potencial valor en subastas. Pero sumado a ello, ahora tenemos a Baxus como nuevo actor, una plataforma especializada en tokenizar activos como vinos y whiskies raros en la blockchain, creando alianzas que aseguren la autenticidad a nivel molecular, la gestión y almacenamiento de estos preciados assets.
El destino del Astor House
El Astor House fue demolido a principios del siglo XX, y hoy su terreno lo ocupa el templo de la Congregación Emanu-El, una de las sinagogas reformistas más grandes del mundo. Esto añade una capa simbólica a la botella: es uno de los pocos “recuerdos vivos” de un edificio que fue sinónimo de elegancia neoyorquina. Su existencia conecta el presente con un Manhattan casi irreconocible.
Conclusión: historia líquida embotellada
Esta botella de Madeira no es solo vino; es una cápsula del tiempo que une historia, lujo, memoria y coleccionismo. Representa cómo lo tangible y lo etéreo —el pasado y el presente digitalizado— pueden encontrarse en una sola pieza. Un recordatorio de que, a veces, una copa puede contar más que un libro.
Irónicamente, mientras la botella de Madeira de 1770 ha resistido siglos de historia y demolición —desde la caída del Astor House Hotel hasta la desaparición de la mansión de la familia Astor—, muchos de sus antiguos propietarios no tuvieron una suerte tan longeva. Uno de los herederos más célebres del apellido, John Jacob Astor IV, falleció trágicamente en 1912 durante el hundimiento del Titanic. Su joven esposa, embarazada, sobrevivió. Él, en cambio, quedó como una de las figuras más icónicas de aquella catástrofe. Hoy, más de un siglo después, esta botella parece contar no solo la historia de un vino antiguo, sino también de un linaje, una ciudad y una época que se extinguieron con él.
Antes de terminar, ¡Cuéntame!. ¿Guardarías una botella como esta o la abrirías para un momento especial?.
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